LA INCINERACION DE LOS MUERTOS.



Crematorio

INTRODUCCION.
En nuestra siguiente Parashat, estaremos meditando sobre el tema que lleva por titulo. La Incineración de los difuntos. La muerte siempre ha sido aceptada como un acontecimiento negativo, en cada persona inconversa, pero para los creyentes, los cuales se encuentran en comunión intima con Jehova Dios de los Ejercitos, ese día es esperado, es de fiesta y de gran alabanza a nuestro Buen Dios; porque ese día es esperado por todos o por casi todos en el cual nosotros nos encontraremos con nuestro Creador Señor y Dios, pues ese día es esencial porque aquel día lo conoceremos cara a cara como El es. La muerte fue impuesta sobre la especie humana a consecuencia del pecado. Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios en el antiguo paraíso del Edén, inmediatamente recibieron la consecuencia suprema: la separación de Dios. A los creyentes no nos importa como nos entierren si lo hacen o no, no cremen, nos incineren, o tengan nuestros cuerpos en frascos de laboratorio, porque al final de las Trompetas El Señor mismo nos levantara para su Gloria y Alabanza para estar con El por toda la Eternidad porque Eternidad es su Santo Nombre. Aleluya, Gloria A Dios. 
DESARROLLO.
SEPARACION DE LA COMUNION CON DIOS POR EL PECADO Y LA MUERTE.
Romanos 5:12 dice: "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres. 
Esta separación, aunque inicialmente fue espiritual, afectó el cuerpo, el alma, y el espíritu. Espiritualmente, el hombre perdió el derecho de tener confraternidad y comunión con Dios; estaba muerto espiritualmente. Pero el cuerpo también sufrió, en el sentido de que adquirió las propiedades de la corrupción, comenzó a deteriorarse, y a contar su existencia en tiempo culminando en la muerte. Este fue el origen de un asunto que finalmente evolucionó hasta convertirse en un problema: ¿Qué debe hacerse con un cadáver?
A través de los años, muchos factores han afectado la decisión del hombre acerca de qué hacer con el cuerpo después de la muerte. Estos factores incluyen la posición económica de la familia, el estatus del individuo, el clima del país, la salud, las medidas sanitarias, la estética, y las creencias religiosas. Contenido dentro de esta miríada de variantes se encuentra el antiguo debate entre entierro y cremación. Los factores mencionados anteriormente contribuyen a las decisiones que cada individuo y familia tomarán con respecto a esta pregunta. 
LA INCINERACION DE LOS MUERTOS.
Las Santas Escrituras, sin embargo, no contesta en ninguna parte la pregunta relativa al método para disponer del cadáver. Preguntas de tipo moral y religioso surgen en relación al derecho de "destruir" el cadáver mediante la incineración, la cremación, la combustión, la ignición de los restos. A menudo, inclusive el procedimiento de la autopsia es disputado sobre bases religiosas, cuando la causa de la muerte requiere de investigación adicional. Estas preguntas, en última instancia, sólo pueden ser contestadas por la conciencia del individuo o de la familia. Las Santas   Escrituras permanece en silencio en cuanto a la técnica correcta.
POLVO Y CENIZA SOMOS Y AL POLVO REGRESAREMOS.
La Palabra de Dios es clara con respecto a la muerte y la mortalidad del cuerpo. Gn: 3:19 dice: Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.

Jesús ilustró aún más una perspectiva en cuanto a disponer del cuerpo cuando se dirigió a alguien que quería seguirlo: 

Lucas 9:59-60 dice: "Y dijo a otro: 'Sígueme.' El le dijo: 'Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre.' Jesús le dijo: 'Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.'" A primera vista, esta parece ser una respuesta dura e insensible, pero Jesús estaba determinado a que los que le siguieran le dieran toda su atención; disponer del cuerpo del muerto tenía, obviamente, una prioridad muy baja. Si la Biblia le asigna una baja prioridad a este asunto, entonces parecería que el método para disponer del cuerpo puede dejarse al gusto individual, y quizás a otros dictámenes sociales y ambientales. 

La cremación, aunque sigue siendo una práctica polémica, sin embargo, es extensamente realizada a través del mundo. Para aquellos que están a favor de la cremación, ofrece los siguientes beneficios:

Todo el proceso de cremación, ya sea que incluya un servicio religioso o sólo la incineración del cadáver, es mucho más económico que un entierro, aunque se utilice un ataúd o una caja. 

Para aquellos dados a cavilar sobre la apariencia final, el proceso de cremación ofrece un proceso purificador y rápido. Esto ayuda a las personas a desterrar el pensamiento del cuerpo yaciendo por décadas en la tierra, sufriendo un lento proceso de descomposición. 

Las cenizas, como se le llama a los restos cremados, pueden permanecer en la casa, en un moderno receptáculo o urna, ofreciéndole así a la familia la oportunidad de recordar al ser querido diariamente.

Las personas que están a favor de los entierros, enfatizan:
La santidad del cuerpo humano, y valoran el hecho de que el entierro deja el cuerpo intacto. 
El entierro es menos final para sus partidarios y le proporciona a los deudos la oportunidad de recordar a la persona en la tumba o en el nicho. 
La esperanza del creyente, ya sea que sometamos nuestros restos para ser sepultados o incinerados, es que el cuerpo que es sepultado o incinerado no es el cuerpo que finalmente morará con el Señor. 

I Co: 15:35, 37, 42-44 dice: "Pero dirá alguno: '¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?'. . . Lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano. . . Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual.

Nadie necesita preocuparse acerca de que el cuerpo será destruido y por esto no podrá participar de ese "gran arrebatamiento." No. El cuerpo que esté sepultado se descompondrá lentamente o se quemará rápidamente, pero Dios le dará a todos Sus hijos un nuevo cuerpo, glorioso, e incorruptible para morar con Él por siempre. De una vez por todas la negatividad de la muerte y la separación de Dios será anulada. 
Un entierro en los Estados Unidos de America tiene un valor muy alto y esto depende pues va desde los 25,000- 50,000 y 100,000 dolares, por lo cual lo mas economíco para muchas familias sean catolicas o evangelicas es la cremación de los difuntos.

Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. I Co: 15:26.

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