EL ADULTERíO.


INTRODUCCION.
En nuestra siguiente Parashat, estaremos meditando sobre el tema que lleva por titulo. El Adulterio. El adulterio es la relación de pecado carnal y animal que mantiene una persona hombre o mujer con otra, dentro del matrimonio, el pecado de adulterio contamina, ensucia y enloda a las personas que lo practican tanto así que contamina al esposo o esposa engañada a los hijos, familia, ciudad y nación.
CONTAMINA AL ESPOSO O ESPOSA ENGAÑADA.
Contamina al esposo o esposa engañada, porque tanto el adultero y el o la engañada son una sola carne y el hombre o mujer que adultera luego de estar con la otra persona intimamente busca a la esposa en el lecho o el esposo engañado busca a la mujer adultera y en el acto sexual es contaminado plenamente en el sentido espiritual y natural, porque el hombre o la mujer son sucios, inmundos, lascivos, aberrantes llenos de concupiscencias y muerte.
CONTAMINA A LOS HIJOS. 
El pecado de adulterio contamina a los niños y a los jovenes hijos del matrimonio porque es un pecado que va en contra de los Diez Mandamientos, en contra de la Santidad de Dios, los niños, los hijos son la misma carne y sangre del padre o de la madre que engaña a su conyuge y con este pecado estan abriendo puertas de maldiciones generacionales que van de los padres, hacía los hijos, de los hijos hacía los nietos, bisnietos y tataranietos.
CONTAMINA A LA CIUDAD Y NACION
Contamina a la sociedad y a la nación porque el adulterio es una practica pagana, mundana, pecaminosa que practican las prostitutas, la rameras y con esta practica estan enlodando, estan contaminando, empobreciendo, mutilando y robando el futuro del país en todo orden.
DESARROLLO. 
Lv:20.10. Si un hombre comete adulterio con la mujer de otro hombre, el que comete adulterio con la mujer de su prójimo el adultero y la adultera ciertamente han de morir.
* Las Santas Escrituras, la Torah nos señala, nos testifica y nos habla que si un hombre, un varón de la doce tribus olvidaba el respeto, la fidelidad, la lealtad, la honestidad, la confianza y que era casado y se convertía en adúltero al tener una relación sexual, sentimental y amorosa con otra mujer, con otra hembra y esta fuera casada y tuviera dueño, esposo y marido este hombre, este varón, el adúltero, el cual tenía dueña, esposa y mujer fiel, amoroso y que lo esperaba día a día; este hombre infiel ciertamente, efectivamente, indudablemente, realmente y justamente debe de morir junto con la mujer ramera lapidados fuera del campamento.
Prov:6.26. Por causa de una ramera uno es reducido a un pedazo de pan, pero la adúltera anda a la caza de la vida preciosa. ¿Puede un hombre poner fuego en su seno sin que arda su ropa? ¿O puede caminar un hombre sobre carbones encendidos sin que se quemen sus pies.
* El Santo Espíritu de Dios, nos habla cara a cara, frente a frente a todos los hombre, a todos los varones y nos dice. Cuando tu ves a una mujer ramera, a una prostituta, a una mujer de la calle de hermoso cuerpo y bella fisonomía eres atraído y cuanto mas cuando no eres casado y no tienes hembra, mujer y esposa o cuando eres hombre separado de tu propia carne y deseo, cuando la ves en las calles casi desnudas solo con ropas intimas, o en las vitrinas de las grandes ciudades o en burdeles y protibulós a donde tu debilidad, tu carnalidad y deseo te ha llevado corres reducido, debilitado a acostarte con ella, te vuelves como un pedazo de pan fresco sin fuerza, sin oponerte, te rindes al placer que su carne, que sus pechos, muslos y vagina te ofrecen, porque ellas estan en el mercado del placer y del sexo, porque son mujeres de todos los hombres que las tienen, pero esposa de nadie, ellas estan a la venta. Pero existe otra clase de ramera, de prostituta, de mujer de la calle que sin vender su cuerpo y ni el placer de su carne los es, es la adúltera la cual quiere apagar la calentura de su carne con el hombre que le gusta y desea, ella va a la caza para adueñarse del hombre casado, del hombre, del varón que tiene dueña, mujer y hembra la cual lo esta esperando en su tienda, en su cabaña, en su casa. El Dios Jehova de los Ejercitos nos hace una pregunta. Puedes tu hombre de Dios, que me estas sirviendo poner fuego, candela, brasas en tu pecho, en tu seno y andar tranquilo o tal vez puedas caminar tranquilo y sin preocuparte al pisar y hacer caminó sobre brasas, sobre carbones encendidos sin que se quemen tus pies y caigas y te quemes todo por completo. Y El Mismo Santo Espíritu nos responde, claro que no una vez que la mujer adultera llega a tu vida te comienza a quemar en los sentidos, en tus sentimientos, en tus deseos, en tu carne y piensas y piensas en ella de día y de noche, pues la mujer adultera te ha cazado, te ha hecho suyo, de su propiedad con su cuerpo, con su carne, con su placer y deseo, vienen a tu vida pensamientos de  abandonar a tu esposa, a tu compañera y a tus hijos por ella por una ramera, por una prostituta solamente por tu lujuria, por tu lascivia, por tu carnalidad y infidelidad.  
I Co: 6.9. ¿O no sabeis  que los injustos no heredaran el reino de Dios? No os dejeis engañar; ni los inmorales, ni los idólatras, ni a los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales.
* Nuevamente El Santo Espíritu de Dios hablando por la boca de su siervo Pablo esta vez, nos dice. 
Haciendo referencia a alguno pecado como lo son. La inmoralidad, la idolatría, el adúlterio y la homosexualidad, El esta solo haciendo una pequeña referencia. No os dejeis engañar, engatusar, mentir, trastornar, alterar, cambiar  y embrujar por el Diablo, por no seran parte del Reino de los Cielos los injustos todos aquellos hombres y mujeres que despreciaron El Sacrificio del Señor Jesús y prefirieron morir en sus pecados y no se arrepintieron, los inmorales en el sexo, en el matrimonio los cuales practican cosas abominables, los idolatras que adoran a los demonios de los ídolos, a los que se doblan de rodillas delantes de lo que ellos llaman dioses, señores y virgenes, tampoco heredaran el Reino de los cielos, el Reino de Dios los hombres y mujeres casados y solteros que tienen una relación amorosa, sentimental, carnal y sexual con mujeres casados, con hombres casados, con hombres solteros y mujeres solteras los tales no entraran en El Reino que esta en los Cielos.

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