Una particularidad de la genealogía presentada en Mateo es la presencia del nombre de algunas mujeres. La genealogía presentada por el evangelista Lc: 3: 23- 38. no incluye ningún nombre de mujer. Para conocer la identidad de las abuelas de Jesús hay que leer varias páginas del Antiguo Testamento.
Las cuatro mujeres, varonas, damas que el evangelista incluye en su lista son una crítica a la sociedad patriarcal dominante y una nueva propuesta para la organización de la familia humana. Tamar, Rahab, Betsabé y Rut asumen posturas que están fuera del status doméstico tradicional. Es justamente en las iniciativas poco convencionales de estas mujeres las cuales son matriarcas, lideres, guías, por lo cual que Dios actúa en la historia para liberar a su pueblo. Es así, de manera sorprendente, grande, profunda y importante que Dios está actuando hoy en la historia.
THAMAR UNA MUJER VALIENTE ESFORZADA Y SOÑADORA.
En hebreo significa palmera datilera. Su propio suegro concluye diciendo: “Más justa es ella que yo.
Después de vender a José por veinte piezas de plata con un grupo de ismaelitas, Judá, se apartó de sus hermanos a territorio cananeo. Allí tomó por mujer a Súa con quien procrearon a Er, Onán y Sela. Al paso de los años Judá tomó mujer para su primogénito Er, la cual se llamaba Tamar. A la muerte de Er, Judá dice a su hijo Onán: “llégate a la mujer de tu hermano, despósate con ella y levanta descendencia”. En obediencia a las instrucciones de su padre, Onán se unió a Tamar, sucedía que cuando se llegaba a ella, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano. Onán corre la misma suerte que su hermano Er, ambos mueren sin dejar descendencia. Según la ley judía, la viuda debía unirse al hermano próximo y así dar descendencia de la familia. Tamar, viuda y sin hijos se fue de la casa de su suegro, y estuvo en casa de su padre. A la muerte de la esposa de Judá, Tamar se quitó los vestidos de su viudez y se puso a la entrada de Enaim junto al camino de Timnat. Al pasar Judá por ese camino y ver a Tamar con el rostro cubierto, creyendo que era prostituta le dice: anda, vamos a tu casa. Antes de aceptar la propuesta de su suegro Tamar le dijo: ¿Qué me darás por llegarte a mí? Judá le contestó: yo te enviaré del ganado un cabrito de las cabras. Y ella dijo: dame una prenda hasta que lo envíes. Entonces él le dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: el anillo de sello, con la cinta y el bastón que llevas. El se lo entregó, se llegó a ella y la dejó encinta. La ley judía decía que si una mujer viuda resultaba embarazada, merecía la muerte. Cuando Judá se entera del embarazo de su nuera Tamar, ordena que la saquen del lugar y la quemen viva. Tamar no oculta su embarazo, al contrario, con la frente en alto está dispuesta a luchar por la vida. Mientras la sacaban, ella envió un recado a su suegro: el dueño de estos objetos me ha dejado encinta. Judá los reconoció inmediatamente, y dijo: “ella es inocente y yo no, pues no le di a mi hijo Sela. Llegado el parto, ella tuvo gemelos. Hasta aquí parte de la historia de la viuda Tamar que se hizo pasar por prostituta. Recordar a Tamar como prostituta no debe llevarnos a actitudes peyorativas, más bien, a reconocer su valentía y su integridad. Al darse cuenta que su suegro no cumplió con las indicaciones de la ley que establecía que era necesario dejar descendencia con el hermano próximo del difunto esposo maquinó un plan en defensa de la promesa de Dios a la descendencia de una familia. Judá se dio cuenta que la actitud de Tamar fue porque no le quiso dar a su hijo Sela para buscar con él descendencia.
RAHAB UNA MUJER LLENA DE FE Y DE SERVICIO.
Era una ramera que vivía en una casa que formaba parte del muro de Jericó. Después de la muerte de Moisés, Josué hijo de Nun fue lleno de espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él, así, reanudaron el camino que tenían por delante. Al llegar a Sitim, Josué envió dos espías a reconocer la tierra y a Jericó, ciudad próxima. Al llegar allí los espías entraron a casa de la ramera Rahab a hospedar. Desde luego, mientras leemos la historia surgen varias interrogantes; por ejemplo: ¿Por qué hospedar en casa de una ramera? ¿Hospedar solamente o quedarse allí para un breve desarrollo de su sexualidad? ¿Hospedarse intencionalmente creyendo que allí pasarían inadvertidos y así lograrían cumplir con la encomienda asignada por Josué? El texto nos permite imaginar, sospechar muchas cosas. El asunto es que cuando el rey de Jericó se entera que Rahab hospedaba a los espías israelitas envió a decirle: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra. La valentía de Rahab es sorprendente: “es cierto, dos hombres vinieron anoche a mí, pero no supe de dónde eran. No tardaron mucho, antes del anochecer y que se cerrara la puerta, esos hombres se salieron y no sé a dónde han ido. La verdad era que Rahab había ocultado a los espías haciéndolos subir al terrado y escondiéndolos entre unos manojos de lino. Al anochecer Rahab les dijo: “desciendan en esta cuerda y marchen al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; escóndanse allí por tres días, hasta que ellos hayan vuelto; y después sigan vuestro camino. Eso sí, les pido que cuando conquisten estas tierras, salven la vida a mis padres, hermanos y hermanas. Hemos oído que Jehová ha hecho grandes maravillas. resulta paradójico para quienes leen las Santas Escrituras con ojos y mente religiosa, moralistas y farisaica encontrar en el Nuevo Testamento a Rahab como madre de la fe. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. El escritor de la epístola de Santiago retoma el testimonio de Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? Rahab, la prostituta, mujer recta como la palmera fue digna de concebir en su vientre y dar a luz un hijo; ese mismo vientre fue una de las fuentes por donde pasó el Hijo de Dios, Jesucristo.
RUT UNA MUJER LLENA DE AGRADECIMIENTO.
Rut, no es solo un personaje, pues representa una dimensión permanente de toda persona, llena del Amor, de agradecimiento, del don de servicio de Jehova Dios de los Ejercito, una Joven que se había convertido al Dios y a la fe del Dios de su suegra Noemí, Rut dejo sus costumbres, raices, cultura, idioma y padres para poder acompañar a su suegra Noemi. Es un personaje marcado por la nostalgia del paisaje que está más allá de su pueblo, al otro lado de la montaña. Ruth representa, al mismo tiempo, una de las necesidades más vitales de todo ser humano: el anhelo de una presencia cercana, incondicional; es decir, la búsqueda de Dios.
El origen de los moabitas no es nada agradable. Gn: 19: 30, 38. leemos el incesto justificado cometido por las hijas de Lot. A partir de allí, la descendencia moabita fue considerada como una de las más despreciadas por la sociedad judía. ¿Puede salir algo bueno de Moab?
Rut era una mujer moabita que une su vida a un judío de nombre Mahlón, hijo de Noemí y Elimelec. Se queda sin esposo, sin hijos, sin cuñado y sin suegro. Decide unirse a su suegra Noemí, también viuda, y emprender un camino incierto con fe y esperanza en que lograrían salir adelante en medio de todas las adversidades que enfrentarían. Y así sucedió. Ambas mujeres viudas, valientes y decididas remaron contracorriente y en consecuencia fueron reivindicadas en una cultura patriarcal y androcéntrica. La historia de Ruth alcanza un clímax de realización personal: se casó con Booz, y dio su primer hijo (Obed) a Noemí para que continuara los nombres de Elimelec, Mahlón y Quelión. Este fue abuelo de David. Y Rut, la moabita, mujer decidida y valiente, despreciada por la sociedad judía, fue una de las abuelas de Jesús.
BETSABE UNA BELLA, HERMOSA Y DESEABLE MUJER.
¿Quién no conoce la historia de Betsabé? En el texto de Mateo no se precisa su nombre. Se alude a ella en la expresión “David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías”. Las historias de Betsabé se narran en II Samuel 11- 12 y I Reyes 1- 2. Es hija de Eliam, probablemente pertenece a la clase alta de la aristocracia de Jerusalén. Casada con un hitita de nombre Urías con un rango especial en el ejército de David. Un día, después de su periodo de menstruación, Betsabé decide purificar su cuerpo a través de un baño. David se fija en ella y ordena que la lleven a su palacio. La toma por mujer, quedando ésta embarazada de David. Tiempo después, David trama la muerte de Urías. Y como él era la máxima autoridad, sus órdenes fueron cumplidas inmediatamente.
Salomón, el hijo de Betsabé, llega a ocupar el trono de Jerusalén, gracias a la intervención y valentía de su madre.
¿Con qué intención el evangelista Mateo menciona a estas cuatro mujeres? La respuesta más común que han dado los estudiosos y estudiosas de la Biblia va en la dirección de poner de relieve alguna característica muy común entre estas mujeres. Otros son más específicos al afirmar que las cuatro mujeres son pecadoras con conductas sexuales desviadas y desequilibradas y que se les incluye con la intención de recordar a los lectores y lectoras de todos los tiempos que Jesús vino para liberar al pueblo de ese tipo de pecados. Coincidimos con la afirmación de Wim Weren: esta interpretación constituye un ejemplo clásico de exégesis androcéntrica, que asocia a las mujeres con la sexualidad y que conecta sexualidad con pecado, cerrando los ojos ante el hecho de que muchos hombres de la genealogía tienen una reputación muy poco irreprochable.
¿Qué decir de las abuelas de Jesús citadas en el evangelio de Mateo? Que todas ellas, cien por ciento humanas, fueron atrevidas y valientes. Se opusieron a una cultura patriarcal en busca de su plenificación como mujeres. En peligro de muerte, inventaron salidas y mantuvieron encendida la antorcha de su esperanza. Lejos de sentirse con remordimientos de conciencia y ocultar el aparente fruto de su pecado, defendieron el fruto de su vientre hasta con su propia vida.
Betsabe es parte de los canones historicos, de la historia hebrea, de su cultura, de su sociedad, es una mujer, una varona, una hembra que en ningún momento busco las miradas, el deseo, el placer del rey David sabemos que Jehova Dios tiene planes y que El los cumple si o si sobre nosotros sus hijos y sus criaturas, aveces nosotros no podemos entender las Santa Mente de nuestro Buen Dios y como El Eterno usa las vidas de las personas, en este caso de mujeres, de varonas, de damas de la epoca del antiguo testamentaria.
Como Tamar es una palmera que extiende sus ramas rectas hacia el cielo y ella se merece de llevar en sus tiempos, frutos pesados de gracia y de salvación.
Como Rajab, ella es grande, espaciosa, a causa de su SI, que responde al Señor de lo más profundo de su fe, ella nos abre las puertas de la tierra, la puerta de Reino.
Como Rut, ella satisface al Señor, entrando plenamente en el plan que tenía para ella, y a través de ella, que nos dio a Cristo. Su pueblo vino a ser nuestro pueblo y el Dios de Israel, nuestro Dios.
Como Betsabé, ella es por excelencia la hija de la plenitud, la hija del sarmiento que se ha cumplido, se concentra en sí misma toda la súplica, toda la aspiración, todo el deseo de Israel.
Tamar, Rajab, Ruth, Betsabé estas mujeres, y podríamos mencionarlas todas desde el Génesis hasta el Apocalipsis, las vemos extraordinariamente activas, responsables, vigilantes, intensamente presentes, personalmente comprometidas en la Historia de la Salvación, motor de esa historia, en sus diferentes etapas. Estas mujeres que vigilaron con amor y pasión en la espera del cumplimiento de la promesa, son nuestras madres, nuestras hermanas, nuestras hijas, nuestras amigas, nuestras compañeras.
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