EL SEÑOR JESúS EXPULSA A LOS VENDEDORES DEL TEMPLO.

INTRODUCCION.
En nuestra siguiente Parashat, estaremos meditando sobre el tema que lleva por titulo. El Señor Jesús echa a los Cambistas de su Casa, La Casa del Señor la habían convertido los vendedores de animales para el sacrificio y los cambistas de dinero en una cueva de ladrones con el visto bueno de los sacerdotes, fariseos y saduceos, esto ya era de lo mas común y corriente, no había lider religiosos, creyente o poblador que esto lo viera, lo sintiera mal, la Casa de Dios, el templo era ya a los ojos de cualquier persona como un mercado, donde van a comprar desde los palominos, las ovejas, los terneros, bueyes y estos animales que iban a ser usados, que iban a ser sacrificados en el sacrificio, eran ofrecidos a alta voz, tratando de llamar la atención y ganarse al comprador y hacer una venta.

DESARROLLO.
EL SEÑOR JESUS DESCIENDE A CAPERNAUN.

Juan: 2.12,25. Después de esto descendió á Capernaun, Él, y su madre, y hermanos, y discípulos; y estuvieron allí no muchos días.
* Despues que terminaron las celebraciones de las bodas de Cana, donde El Señor Jesús, su madre, sus hermanos, hermanas y discípulos se quedaron estuvieron presentes. El Señor Jesús, su madre, sus hermanos y sus discípulos descendieron a la ciudad de Capernaun, donde no se quedaron mucho días. ( la distancia que existía entre las ciudades de Cana y Capernaun era de 39 ks. Por supuesto que El Señor Jesús no caminaba estas distancias, sino que cortaban terreno atravesando los cerros)
EL SEÑOR JESUS ENTRA EN LA CIUDAD DE JERUSALEN.

13 Y estaba cerca la Pascua de los Judíos; y subió Jesús á Jerusalen.
* Las Santas Escrituras, nos testifican y declaran que estaban cerca a celebrarse la fiesta del pueblo de Dios, de los hebreos, de Israel; en la cual ellos celebraban el Pesaj por la liberación de la esclavitud y El Señor Jesús subió a la ciudad de Jerusalen. Cuando El Señor Jesús entro junto con sus discípulos a la ciudad de Jerusalen, toda la ciudad estallo, explosiono en alegría, en jubilo y en gozo y gritaban a grandes voces, este es Jesús el Profeta, El Hijo de Dios, este es El Mesías quien nos dara la libertad. Hombres y mujeres, niños, jovenes y adultos gritaban en frenesi, incansablemente delante de El Señor, liberanos de los romanos, ayudanos.

14 Y halló en el templo á los que vendían bueyes, y ovejas, y palomas, y á los cambiadores sentados.
LA CASA DE DIOS CONVERTIDO EN MERCADO Y EN CASA DE CAMBIO.
* Lo primero que hizo El Señor Jesús, como Hijo de Dios, fue ir al templo a la Casa del Padre, al templo y al entrar en el porticó encontró a los vendedores de los animales de los palominos, de las ovejas, terneros, bueyes  y a los cambistas de moneda extranjera gritando, ofreciendo sus pruductos, a unos vendiendo y a otros comprando, todos hacían negoció nadie perdía, pues todos ganaban.
LA SANTA IRA DEL SEÑOR CAE SOBRE LOS VENDEDORES Y CAMBISTAS.

5 Y hecho un azote de cuerdas, echólos á todos del templo, y las ovejas, y los bueyes; y derramó los dineros de los cambiadores, y trastornó las mesas;
Con toda seguridad que entre las cosas, entre los productos que ofrecían los vendedores había tambien latigos, azotes de cuerdas y El Señor tomando uno de ellos entre sus manos, comenzó ha castigar a los vendedores, a voltear todas las mesas de venta, a dejar en libertad a los animales desde las ovejas, terneros  bueyes y a tirar, a voltear las mesas con el dinero de los cambistas y ha echarlos, ha botarlos del templo. Cabe señalar que los vendedores estaban separados de los cambistas de dinero extranjero, los vendedores de palomas de los vendedores de avejas y bueyes.
CASA DE ORACION Y PUERTA DEL CIELO. 

16 Y á los que vendían las palomas, dijo: Quitad de aquí esto, y no hagáis la casa de mi Padre casa de mercado.
*  Y ha los vendedores de palomas, les dijo: Quitad estas jaulas de palomas y no esteís haciendo de la Casa de mi Padre un mercado, un lugar publico, mundano, pagano, sucio, una cueva de ladrones y estafadores, que hacen negocio, comercio con la fe de los incautos y peregrinos.
EL CELO  DE TU CASA ME CONSUME.

17 Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume.
* Cuando los discípulos, vieron esta reacción tan extraña, increible y sorprendente del Señor Jesús,  se quedaron sorprendidos, asombrados y sin saber que hacer o que decir hasta que se acordaron, hasta que hicieron memoria de la Palabra de Dios que dice. El celo por tu Casa me consume. (Salmos:69.9.) Los discípulos se acordaron subitamente de este Salmo y entendieron que el alma y la mente, el espíritu y el corazón del Señor Jesús había tenído, delante del Padre Eterno siempre, santidad,  dedicación, consagración, virtud, arrojo,  busqueda y por cuyo motivo El tuvo celo, indignación, frustración y intolerancia, ademas porque era Hijo de Dios y Dios mismo. Emanuel Dios con nosotros.  
LOS FARISEOS PIDEN UNA SEÑAL.

18 Y los Judíos respondieron, y dijéronle: ¿Qué señal nos muestras de que haces esto?
* Al ver y escuchar los sacerdotes, fariseos y saduceos que El Señor Jesús increpaba, exhortaba y echaba fuera a los vendedores y cambistas le preguntaron. Con que autoridad dinos haces esto de echar a los vendedores de los animales que se van ha sacrificar a Dios y a los cambistas de moneda extranjera y danos una señal de ello, muestranos una señal, una maravilla, un gran milagro, un portento.
LA SEÑAL DE JONAS.

19 Respondió Jesús, y díjoles: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
* El Señor Jesús conocía los corazones de los sacerdotes, fariseos, saduceos y levitas al igual que conoce nuestros corazones y nuestras vidas, porque El con sus Santos ojos traspasaba, atravesaba, cruzaba, penetraba, flanqueaba y transponía los corazones, almas y mente de todos aquellos que eran enemigos de la fe, de la Palabra de Dios y del Cristo de Dios Padre. El Santo Cordero de la Cruz dijo con voz audible y sonora. Destruid este templo, esta Casa de Dios, este Tabernaculo del Alto y Sublime y en tres días lo volvere a levantar. El Señor Jesús, se refería al sacrificio, a la destrucción de su Santo cuerpo por la muerte de crucificción, y despues de esto El estaría enterrado tres días y despues para la Gloria de Dios, El resucitaría. 

20 Dijeron luego los Judíos: En cuarenta y seis años fue este templo edificado, ¿y tú en tres días lo levantarás?
* Las Sagradas Escrituras, no dicen, nos detallan y testifican que el espiritual entiende lo espiritual que el carnal, mundano y pagano no las puede comprender. Los ministros de la ley, dijeron como es posible que tu digas, que en tres días, puedes levantar este templo, si se demoro Herodes, en construirlo, en levantarlo y edificarlo 46 años, lo que tu dices es una locura, una insania de tu mente y tu cuerpo.

21 Mas Él hablaba del templo de su cuerpo.

22 Por tanto, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron á la Escritura, y á la palabra que Jesús había dicho.
* Mas como nos es conocido, El Señor Jesús hablaba de su propio cuerpo, del Templo del Espíritu Santo de Dios. Por ese motivo, por esa circunstancia cuando El Señor Jesús resucito de  los muertos, sus discípulos, sus seguidores se acordaron que El había profetizado esto y creyeron a las Santas Escrituras y a la Palabra, a la promesa del Señor que había dicho esto.

23 Y estando en Jerusalen en la Pascua, en el día de la fiesta, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.
* Y estando en la ciudad de Jerusalen-Yerushalaim, donde todos estaban celebrando la Pascua-Pesaj, en el día de la celebración de la liberación de Israel, donde se habían reunido, congregado miles de miles de judíos, de los cuales mucho pueblo, muchos hebreos creian en El, en su Santo Nombre, por los milagros, prodigios, señales y maravillas que El hacía.

24 Mas el mismo Jesús no se confiaba á sí mismo de ellos, porque Él conocía á todos,

25 Y no tenía necesidad que alguien le diese testimonio del hombre; porque Él sabía lo que había en el hombre.
* El Señor Jesús, siendo Dios, de naturaleza divina, santa, eternal, de arriba de los cielos y siendo hombre de naturaleza humana, no  confiaba a las palabras del pueblo, de la gente, de los hombres y mujeres porque El conocía a todos, porque creación de sus manos eran y somos, pues El Rey de Reyes y Señor de Señores no necesitaba que nadie le diese testimonio alguno de alguien, porque El, conocía, sabía lo que todo ser humano pensaba, hablaba y hacía.