LA TEOLOGIA DE LA SUPLANTACION.
En nuestra siguiente Parashat, estaremos meditando sobre el tema que lleva por título. La Teología de La Suplantación. Es así mismo cómo lo está leyendo usted entre lineas, existe una nueva doctrina, o mejor dicho una doctrina llamada la. Teología de Reemplazo, para un gran numero de pastores y ministros del Señor, Jehová Dios de los Ejèrcitos se canso de la dureza de corazón, del rechazo del pueblo de Israel y tambièn que hayan entregado en manos de las legiones del Imperio Romano para que lo fragelaran, lo coronaran con una corona de espinas, le hicieran cargar una pesada Cruz y lo clavaran en ella por sus Santas Manos y Divinos Pies, Desde luego que ellos conocen los acontecimientos historicos bíblicos sobre la Preciosa Vida de nuestro Señor Jesucristo.
Pero parecen que quieren olvidar que fuimos nosotros los hombres de todas las edades, de todas las razas, naciones, culturas y lenguajes los que matamos, asesinamos, que fueron nuestras manos las que lo azotaron, las que pusieron una corona de espinas en su Santa Cabeza y le clavamos en la Cruz del Calvario con nuestros pecados, nuestras fornicaciones, adulterios y lujurias y han aceptado, enseñado y predicado está doctrina de demonios, que Dios ahora a sustituido a Israel por la Iglesia Universal, ¿ellos estarán en lo cierto? Desde luego que no, todo esto es falso. Desde luego que esta herejía, que está doctrina de demonios estuvo dormida por cientos de años y es ahora cuando despierta y llena el corazón de los creyentes con estás mentiras y patrañas del Diablo.
DESARROLLO.
Ro:11.1,2. Digo entonces: ¿Acaso ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! Porque yo también soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín. Dios no ha desechado a Su pueblo, al cual conoció con anterioridad.
LA TEOLOGIA DEL REEMPLAZO.
La Teología del Reemplazo, conocida también como Teología de la Suplantación o Supersesionismo, enseña que el pueblo de Israel ha perdido su lugar distintivo como pueblo escogido de Dios, y ha sido suplantado por la Iglesia. De esa manera, la Iglesia es la nueva Israel. Un diccionario de historia eclesiástica aclara que la Teología del Reemplazo es una enseñanza doctrinal que se originó durante la temprana Iglesia. Por casi 1,900 años, fue el fértil terreno del cual el antisemitismo cristiano brotó, continuamente infectando a la Iglesia.
Dicha escuela de pensamiento tiene la premisa de que, debido al rechazo judío de Yeshúa (Jesús) como su esperado Mesías y Salvador, Dios ha rechazado a los judíos. Por esa razón, por supuesta evidencia escrituraria y una posición diferida del pacto, la Iglesia es la continuación histórica del pueblo judío y su Tierra, hasta la exclusión total de Israel. El pueblo judío ya no es el pueblo escogido. Ya no tiene exclusividad, y es como cualquiera otra nación o pueblo en cuanto a los propósitos de Dios. Aparte del requerido arrepentimiento, nuevo nacimiento e incorporación a la Iglesia, el pueblo judío no tiene futuro, esperanza, ni llamado en el plan de Dios (Brown).
La Teología del Reemplazo enseña que, luego de la visión de Pedro en Hechos:10. dando origen a la Iglesia gentil, el término Israel en el Nuevo Testamento se refiere a la Iglesia. Las promesas, los pactos y las bendiciones atribuidas a los judíos en el Antiguo Testamento les han sido quitadas y dadas a la Iglesia, quien los ha suplantado. Sin embargo, el pueblo judío está todavía sujeto a las maldiciones en laS Santas Escrituras como consecuencia del histórico rechazo y rebeldía de sus antepasados. Pero debemos confrontar esta Teología del Reemplazo con varias preguntas, de modo que los cristianos puedan comprender claramente la importancia y los peligros de dicha enseñanza.
¿LA TEOLOGIA DEL REEMPLAZO TIENE DEFENSA HISTORICA?.
¿Por qué la Teología del Reemplazo ha mantenido su popularidad, aún ante el cumplimiento de una creciente cantidad de profecías bíblicas? Simplemente, porque muchos creen que tienen la historia de su lado. La premisa fundamental de la Teología del Reemplazo es que, debido a su rechazo de Yeshúa como Mesías, Dios descartó al pueblo judío como pueblo escogido para siempre. Como castigo, Dios dispersó al pueblo judío entre las naciones. Ellos perdieron la tierra de Canáan y ya no tienen el derecho legal de volverlo a reclamar. Y si se considera sólo la dispersión del pueblo judío luego del primer siglo, la historia podría defender la Teología del Reemplazo.
A primera vista, la evidencia histórica es sustancial. La próxima generación que vio crucificada a Yeshúa vio el saqueo de la ciudad de Jerusalén, la destrucción total del Templo, el desarraigo del pueblo judío de su tierra, y su dispersión a los extremos más distantes del imperio romano. Los padres fundadores de la Iglesia, quienes vieron esos eventos, se convencieron de que Dios había terminado con Israel y que la Iglesia había tomado el lugar de Israel en los propósitos de Dios.
Pero las crueles legiones romanas no fueron los únicos en causarle sufrimiento al pueblo judío. La historia del pueblo judío está repleta de tragedia tras tragedia. Para los proponentes de la Teología del Reemplazo, esa triste historia confirma la idea de que Dios finalizó Su trato con Israel. Sin embargo, su argumento es circular porque, en realidad, gran parte de su sufrimiento vino como resultado de la Teología del Reemplazo en vez de haberla ocasionado. Si el antisemitismo nunca hubiese invadido la Iglesia, muchas de las atrocidades que sufrió el pueblo judío durante los últimos 2,000 años nunca hubiesen ocurrido.
Cientos de años de persecución global no significan que Dios haya rechazado al pueblo judío como Su pueblo escogido. La historia, aún los pasados mil años, es mayor argumento contra la Teología del Reemplazo que en su favor. A pesar de lo horrible que haya sido dicha historia, eso no refleja el rechazo de Dios, sino la fidelidad absoluta de Dios hacia Su Palabra respecto a Su pueblo escogido. La historia judía moderna sirve para desacreditar más la Teología del Reemplazo. El restablecimiento de la nación de Israel y el retorno del disperso pueblo judío a su Tierra no tiene precedente histórico. Ningún otro pueblo dispersado por 2,000 años ha podido regresar a su antigua tierra. Si Dios hubiese rechazado al pueblo judío, y si no tuviese interés en darle una nueva existencia como pueblo y nación, ¿cómo podría haberse levantado Israel de las cenizas del Holocausto y establecerse como nación soberana en la misma propiedad que había perdido hace dos mil años? Lo que vemos hoy día es un milagro divino de primera clase—el cumplimiento literal de las profecías bíblicas.
¿Y qué podría explicar la perpetuidad del pueblo judío? Sólo que el único y fiel Dios de Israel haya mantenido a Su pueblo del pacto en la palma de Su mano. “Porque Yo, el SEÑOR, no cambio; por eso ustedes, oh hijos de Jacob, no han sido consumidos” (Mal. 3:6). No hay otro grupo étnico en la historia del ser humano como el judío, que haya florecido nuevamente luego de confrontar tan fuertes obstáculos. El ver tal perdurable existencia de Israel es ocasión de alegría. Dios es todavía fiel a Israel, Su pueblo del pacto, y también será fiel a los que se han unido a la comunidad de Israel por la fe. De esa manera, la historia contradice la Teología del Reemplazo.
Ro:11.29. porque los dones y el llamamiento de Dios para con los judíos son irrevocables.
Los teólogos del Reemplazo quieren que Dios trate a Israel de manera diferente que a la Iglesia. Por ejemplo, la Teología del Reemplazo usa algunos versos como el Salmo 103:12, de que Dios “alejó de nosotros nuestras transgresiones,” para decir que Dios perdona los pecados de la Iglesia, pero no puede perdonar así a Israel. Sin embargo, eso no es bíblico. Dios recuerda Sus promesas y Sus pactos porque son irrevocables, tanto para el judío como para el gentil. El Dios de Abraham, Isaac y Jacob nuevamente mostrará Su gracia y misericordia hacia Su amado Israel. “Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén, el Espíritu de gracia y de súplica, y Me mirarán a Mí, a quien han traspasado. Y se lamentarán por El, como quien se lamenta por un hijo único, y llorarán por El, como se llora por un primogénito” (Zac. 12:10). Es tiempo de que la Iglesia deje de condenar a Israel, y ore como el profeta del Antiguo Testamento: “Oh SEÑOR…en la ira, acuérdate de tener compasión” (Hab. 3:2).
Jer: 33:25-26. Así dice el SEÑOR: ‘Si no hubiera permanecido Mi pacto con el día y con la noche, y si Yo no hubiera establecido las leyes del cielo y de la tierra, entonces hubiera desechado la descendencia de Jacob y de Mi siervo David, para no tomar de su descendencia quien gobernara sobre la descendencia de Abraham, de Isaac y de Jacob. Pero Yo restauraré su bienestar y tendré misericordia de ellos. Si Dios no guarda Sus promesas a Israel, luego de declarar sobre 15 veces en las Escrituras que es un pacto eterno, entonces nadie podrá tener seguridad en Su pacto y están excluidos de una relación con Él. Si Dios no cumple esas promesas con Israel, entonces la Iglesia está sin esperanza. Pero si Dios guarda Su pacto y Sus promesas con Israel, podemos tener total confianza de que guardará Sus promesas a quienes hemos sido injertados en el olivo verdadero.
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