INTRODUCCION AL LIBRO DE LOS HECHOS.


AUTOR Y PROPOSITO DEL AUTOR.
La única obra que en todo el NT se presenta como continuación de otra son los Hechos de los Apóstoles. El autor, identificado tradicionalmente cómo Lucas (véase Introducción a este evangelio), no quiso dar por concluido con su primer libro el relato «de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas (Lc 1.1), sino que, en un segundo volumen, recopiló la información que tuvo a su alcance sobre los inicios de la propagación del cristianismo.
Prácticamente, Hechos comienza en el punto en que termina el tercer evangelio. Después de una introducción temática (1.1–3) que incluye la dedicatoria a Teófilo (cf. Lc 1.3), el autor sitúa la narración en el escenario de Betania (Lc 24.50–51), donde Jesús, «viéndolo [sus discípulos] fue alzado, y lo recibió una nube que lo ocultó de sus ojos» (Hch 1.9).
CONTENIDO DEL LIBRO.
El acontecimiento de la ascensión aparece marcado para Lucas por la afirmación de Jesús «me seréis testigos» (1.8). Bajo el signo de estas palabras va a desarrollarse la historia entera de la iglesia naciente. La ascensión señala el comienzo de la actividad del Espíritu Santo en la iglesia, a la que convoca primero sobre el fundamento de la fe en Cristo, para guiarla en adelante hacia su plenitud gloriosa del nuevo pueblo de Dios.
El título Hechos de los Apóstoles, que no fue impuesto al texto por su propio autor sino por la iglesia del s. II, no responde en todos sus aspectos al contenido de la narración. En efecto, el libro solo ocasionalmente se ocupa del grupo de los Doce (contado ya Matías, de acuerdo con 1.26). Su atención no se dirige a los apóstoles en general, sino en particular a determinados personajes, especialmente al apóstol Pedro y, sobre todo, a Pablo.
Los trabajos y discursos de Pedro y de Pablo son los principales centros de interés de Lucas. Su propósito es documentar los primeros pasos de la difusión del evangelio de Jesucristo y el modo en que el Espíritu de Dios impulsaba en aquel entonces el crecimiento de la iglesia «en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra» (1.8).
Jerusalén es el lugar donde comienza la historia de la actividad apostólica. Allí es donde se congrega y organiza la iglesia madre; allí se dan las primeras manifestaciones del Espíritu Santo; allí muere Esteban, protomártir de la fe cristiana; allí se escuchan los primeros mensajes evangélicos, y de allí parten los primeros enviados a anunciar fuera de los límites palestinos el mensaje de la salvación. A estos acontecimientos y al desarrollo de la comunidad de Jerusalén aparece estrechamente vinculada la persona de Pedro.
Pero más interesado aún se muestra Lucas en la figura de Pablo, el misionero, el hombre que fue capaz de renunciar a sus antiguos esquemas mentales y religiosos para, de todo corazón, proclamar a Jesucristo ante cuantos quisieran escucharlo (Hch 13.46; véase Ro 1.16; 1 Co 9.20; Gl 2.7–10). La fe y la vitalidad de Pablo representan para Lucas la energía interna del evangelio, que muy pronto e irresistiblemente habría de alcanzar el corazón del imperio romano. La llegada de Pablo a Roma (28.11–31) pone punto final a Hechos de los Apóstoles, un drama velozmente desarrollado que arranca de la Jerusalén de pocos años antes.
DIVISION DEL LIBRO. 
El contenido del libro admite diversos análisis, basados en los movimientos de sus personajes más importantes. Desde esta perspectiva histórico-geográfica puede dividirse el relato en tres etapas diferentes:
Primera etapa: Jerusalén (2.1–8.3) Después de la resurrección y de la ascensión de Jesús al cielo (1.4–11); Jerusalén es escenario de la formación del núcleo cristiano más antiguo de la historia (1.12–26); allí vino sobre los discípulos el Espíritu Santo el día de Pentecostés (2.40), y allí se dieron los primeros pasos para la organización de la iglesia (2.41–8.3).
Segunda etapa: Judea y Samaria (8.4–9.43) La persecución contra los cristianos desencadenada tras el martirio de Esteban (6.8–7.60) obligó a muchos de ellos a salir de Jerusalén y dispersarse «por las tierras de Judea y de Samaria» (8.1). Este hecho vino a favorecer la propagación del evangelio, que ya por entonces había alcanzado diversos puntos de Siria y Palestina (8.4–6, 25, 26, 40; 9.19, 30–32, 35–36, 38, 42–43).
Tercera etapa: «hasta lo último de la tierra» (10.1–28.31) (a) Dios, en el camino de Damasco, había llamado a Saulo de Tarso (7.58;8.1, 3; 9.1–30; 22.6–16; 26.12–18), para hacer de él «instrumento escogido para llevar» el nombre de Jesús a los gentiles (9.15). Por otro lado, los creyentes «que habían sido esparcidos a causa de la persecución… pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía» (11.19), y de este modo se abrieron las puertas al evangelio en lugares hasta entonces totalmente paganos.
(b) Pablo emprende su actividad misionera. En el transcurso de tres viajes recorre territorios del sur y el oeste de Asia Menor, penetra en Europa por Macedonia y llega hasta Acaya (13.1–14.28; 15.36–18.22;18.23–20.38). Su paso está marcado por el nacimiento de nuevas iglesias, de las que él es, primero, fundador, y luego, mentor y consejero, y con las que mantiene una cordial relación, sea en persona o por escrito.
(c) Al término de su tercer recorrido apostólico regresa a Jerusalén (21.1–15), en cuyo templo es apresado (21.27–36). Los últimos capítulos de Hechos describen con especial detalle los incidentes del viaje de Pablo a Roma, adonde lo conducen para ser juzgado ante el tribunal imperial, al que él había apelado haciendo uso del derecho que le otorgaba su ciudadanía romana (22.25–29; 23.27; 25.10–12). El libro concluye con la llegada del apóstol a Roma y el inicio de su actividad en aquella ciudad (28.14–31).
El autor de Hechos se manifiesta en ocasiones como testigo presencial de lo que está relatando. La narración utiliza entonces la primera persona plural: «nosotros» (16.10–17; 20.5–21.18; 27.1–28.16), de modo que el escritor se incluye a sí mismo entre las personas que acompañan al apóstol en su trabajo.
ESTILO LITERARIO.
El estilo de Hechos es elegante y rico en vocabulario. Lucas posee un notable dominio de la gramática y de los recursos lingüísticos del griego de su tiempo (koiné), e incluso del clásico (ático). Quizás el conjunto de su obra sea representativo de los primeros esfuerzos realizados para proponer la fe cristiana a los niveles más cultos de la sociedad romana.
LUGAR Y FECHA DE COMPOSICION.
No se han conservado datos que permitan precisar la fecha ni el lugar de composición de este libro. Muchos piensan que fue publicado unos veinticinco o treinta años después de la muerte de Pablo, aproximadamente durante la década de los ochenta.
Esquema del contenido [las subdivisiones que aparecen en el texto se han agrupado en unidades mayores]:
Prólogo (1.1–26)
1. Predicación del evangelio en Jerusalén (2.1–8.3)
El primer Pentecostés cristiano (2.1–42)
La vida de los primeros cristianos (2.43–5.16)
Las primeras persecuciones (5.17–8.3)
2. Predicación del evangelio en Samaria y Judea (8.4–9.43)
3. Predicación del evangelio a los gentiles (10.1–28.31)
Actividad de Pedro (10.1–12.25)
Primer viaje misionero de Pablo (13.1–14.28)
La Asamblea de Jerusalén (15.1–35)
Segundo viaje misionero de Pablo (15.36–18.22)
Tercer viaje misionero de Pablo (18.23–20.38)
Prisión de Pablo y viaje a Roma (21.1–28.31)

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